Garantía y Color


Si te coloreo el alma
quién nos habla de garantías.

Todos arrastramos cojeras y virtudes.
No me compete juzgar
ni siquiera en reflexivo.

Éstas son las cartas
y aspiro a jugar indefinidamente este aire.
Dar saltos mortales,
morir en las profundidades,
mirar siempre por primera vez,
limpiar las heridas del pasado,
dar aliento a pulmones entumecidos.
Brindaré con agua de lluvia,
mis fuegos artificiales serán
los días de sol y sal,
la piñata será descubrir corazones nuevos,
la música a todo volumen
serán las risas de vinilo.
Mi garantía seré yo y un día más.
Daré abrigo con mis abrazos
y consuelo con mi presencia y teléfono.

Qué fortuna descubrirme a media vida.

Yo no era quien era.
Lo sabía a ciencia cierta y arte inquieto
pero no lo podía demostrar.

Hoy soy mi anhelo y mi seguir,
y mi aceptación,
y mi tragedia minúscula.
Mi felicidad cada vez más constante y technicolor.

Fotografía Yulia Gorodinski
18abr24

Plan Deriva


 Compartimos nuestras soledades y no nuestras vidas.

Este minifundio de frutos bonitos
llevan un abono escueto
con apenas dos metros cuadrados
de tierra fértil para el tacto.

Sin más plan que la deriva
nuestras misiones son
el calor del otro y la paz de uno.

Acurrucarse en el sosiego 
mientras surco tus llanuras.

Fotografía Akif Hakan
15abr24

Las Puertas Tienen Sonidos de Alegrías


 Acudo con paciencia de uña
a deshacer tu forma
enmarañada en mi ser.

Masajeo y muerdo mis labios
para romper mi manera de besar
y ser óptimo en otro sabor.

Busco acostumbrarme a otros ojos,
jugar otras clavículas
y entrelazar otros anillos.

Des-amoldar mi vida de tu vida.
Saber buscar otros olores que no sea
la canela de tu piel.
Acariciar otros pelos menos imposibles.
Provocar el destiempo en otros pasos.

Reseteo mi cuerpo, mis mañanas
y mi manera de dormir.

Instruyo a mis oídos a escuchar otra respiración.
Abrazar sin tu contorno, tu cuello
o el olor de tu cuero cabelludo en mi barbilla.

Aireo las sábanas para que pierdan tu figura.
Reeduco el silencio de mi casa para vivir en paz consigo mismo.
Minimalismo inquieto en un baño sin apenas frascos y mejunjes.

Sigo pacientemente mudando mi piel
y he limpiado el suelo de tu rastro descalzo.

Sé que vas quedando atrás, y es bueno.
El olor de otras especias se abren camino en mi memoria.
Y las puertas tienen sonidos de alegrías.
La aceptación es un remanso
y es bonito descubrir canciones sólo para mí.

El dolor visceral me ha dado treguas cada vez más anchas
y me descubro desperezándome como gato
a punto de saltar por los tejados.

Acepto mi desorden ya sin complejos
y me desenvuelvo cómodamente entre pechos
de diferentes formas. Pensaba
que la concavidad de mis manos
encajaba sólo en tus convexidades.

Sigo, poco a poco, deshilando con feliz paciencia
toda la ropa donde cabíamos los dos.
Y lo hago alegremente, ya sin negativas,
con cautelas de no dejar pasar la rabia y bruxismo.

Los nudos en mis venas
se van dando por vencidos
y de repente fluyen nuevos vientos por mis cavidades.

Y si a veces me sorprendo apretando fuertemente
nalgas que no requieren tanta fuerza, 
me río y continuo a mi tarea de nuevos paladares.

Ya sin miedo a convertirte en recuerdo.

Fotografía Emmanuel Brisson
4abr24

Coleccionismo

 
Estoy decidido a coleccionar momentos certeros.

Risas por un tubo;
pero un tubo industrial, tocho,
donde las carcajadas resuenen por kilómetros.
Recopilar esfuerzos de gloria y orgullo,
momentos de enfrentar la gravedad del pesimismo.

Quiero buscar complicidades,
encuentros silenciosos de pupilas con pupilas
y sonrisas suaves que sólo se ven
desde dentro de la boca.

Quiero combinar lo salvaje y sutil,
lanzar poemas y nalgadas en pleno éxtasis.
Acurrucar mi alma entre pechos generosos.

Salar mi piel
con días de playa y sol.
Vivir en compañía, compartir, comulgar,
abrazar cariñosamente mi soledad.
Prohibir la queja, enmarcar con muletillas
las palabras bonitas de decir.

Ser extravagantemente reservado
y festejar sin compasión
los triunfos propios y ajenos,
y hacer de los ajenos, propios.

Pelearme con los horarios,
mimarme en las fatigas,
desafiar el cansancio,
venirme arriba en las piscinas de serotonina.

Pienso coleccionar
cabezas disecadas de animales mitológicos:
la pena, el terrible oso gris de la depresión,
el ego, la derrota como principio,
el terrible monstruo bifásico
de echarte de menos y no pasar página.

Todos los momentos son actitud.
Pienso irme a la tumba como un faraón,
con todas mis riquezas:
el entusiasmo, la risa
y el amor omnipresente.

Fotografía Wing Shya
1feb24

Caminando con simplicidad


 Romper con el silencio enjuto
para darte un silencio visceral
para desearte bien, más bien.

Un cansancio aburrido de luchar contra,
en principio,
no saber encajar los abrazos.
Y al final clarificar
una real lucha contra un ego desenfocado.

Me rindo a mí sin dejar de lucharme.
Cambio los motivos del avance,
las estrategias y hago nacer
una inspiración de gracias por todo.

Las barreras, fronteras, parapetos y trincheras
forradas de aguijones metálicos
de un miedo al sufrimiento
brotan alveolos
de chupetes de fresa sin azúcares añadidos.

Respiran y se ensanchan al son
de mi aire agradecido.

Camino con simplicidad
y voy notando el olor a fresa
exhalado desde mi alegría agradecida
cuando encuentro otro clip
en el suelo de en mitad de la nada
que me recuerda que ya lo sé,
sé que todo va a ir bien.

27ene24

Trampolines

 
Es que sabía cómo iban a herirte
mis besos sin eternidad.

Una calentura sin mañana
debe saberse bien delimitada.
Un acotamiento espacio-temporal de un amor eternamente caduco.
Las vísceras en llano, sin montañas rusas.

Sabía de tu afición a los trampolines en mitad de la niebla.
Sabía de tu genuina ingenuidad tozuda
resistente a toda razón comedida.

Hubiera sido divertido, lo sé.
Pero los daños colaterales
hubieran sido un siniestro total.
Un amasijo de corazones sin seguro con los pagos al día.
Rompértelo es mejor que destruirlo.

Aunque creas que es tu decisión
también es mi responsabilidad.

Fotografía Ferdinando Scianna
27ene24

Clavar Destino


Clavar el destino.
Descubrir la dirección pisando brújulas borrachas.

Nadar,
ya sea en superficie
como en los estómagos de olas gigantes.
Pero nadar siempre en línea recta.

Líder de mi secta unipersonal
de gente obsesiva que construyen objetivos
con bombas de paciencia y constancia.

Recibir los golpes,
girar el cuerpo,
torcer la cara,
doler el día,
jamás desviar la mirada.

Fotografía Raffaele Celentano
25feb24

Relativizando dolores

 

He sufrido tanto dolor microbiótico
que no quiero menospreciar a todas
las demás punzadas de la vida.

Saber que toda esa eternidad
que vagabundeé por los fondos abisales
en la más completa oscuridad de amor
tuvieron millones de micro culpables
de nombres y costumbres extravagantes
me ha convertido en un relativizador profesional.

Mi consecuencia es la pérdida de peso en mis poemas.

Ya no miro con los mismos ojos al romanticismo,
ni me tomo en serio si echo de menos.
El equilibrio de mi ecosistema
es el arte de mi alegría y dolor,
y ya no tanto los típicos pesares de una vida aferrada.
Gano peso en hablar con el sol,
comer exquisitamente los alimentos y ayunos,
dormir concienzudamente,
llevar sangre a mis tejidos,
abandonar la rapidez
y concentrarme en rebuscar en cada segundo del día.

Cómo ha cambiado mi letra.
Qué ligereza de talento y drama,
qué hermosas calorías de felicidad profundizando.

Hace tiempo que no paseo por mis fondos disbióticos,
pero oigo cómo el tránsito de ballenas se acrecienta.
Y hasta huelo cómo crece una pelusilla
a modo de manto cálido,
como glúteo de mujer iluminado en mañana de domingo.

Me ha parecido ver, en algunos momentos,
olas suaves peristálticas en el fondo de mi mar.

En la superficie,
donde antes no calentaba el día,
me contemplo, a mí y a mi gata,
en silencio y con los ojos cerrados
en el pequeño balcón de mi hogar,
dejando al sol que nos abrace
y esbozando, casi imperceptiblemente,
una sonrisa de felicidad y plenitud.

Fotografía Yo
27ene24