Las Puertas Tienen Sonidos de Alegrías


 Acudo con paciencia de uña
a deshacer tu forma
enmarañada en mi ser.

Masajeo y muerdo mis labios
para romper mi manera de besar
y ser óptimo en otro sabor.

Busco acostumbrarme a otros ojos,
jugar otras clavículas
y entrelazar otros anillos.

Des-amoldar mi vida de tu vida.
Saber buscar otros olores que no sea
la canela de tu piel.
Acariciar otros pelos menos imposibles.
Provocar el destiempo en otros pasos.

Reseteo mi cuerpo, mis mañanas
y mi manera de dormir.

Instruyo a mis oídos a escuchar otra respiración.
Abrazar sin tu contorno, tu cuello
o el olor de tu cuero cabelludo en mi barbilla.

Aireo las sábanas para que pierdan tu figura.
Reeduco el silencio de mi casa para vivir en paz consigo mismo.
Minimalismo inquieto en un baño sin apenas frascos y mejunjes.

Sigo pacientemente mudando mi piel
y he limpiado el suelo de tu rastro descalzo.

Sé que vas quedando atrás, y es bueno.
El olor de otras especias se abren camino en mi memoria.
Y las puertas tienen sonidos de alegrías.
La aceptación es un remanso
y es bonito descubrir canciones sólo para mí.

El dolor visceral me ha dado treguas cada vez más anchas
y me descubro desperezándome como gato
a punto de saltar por los tejados.

Acepto mi desorden ya sin complejos
y me desenvuelvo cómodamente entre pechos
de diferentes formas. Pensaba
que la concavidad de mis manos
encajaba sólo en tus convexidades.

Sigo, poco a poco, deshilando con feliz paciencia
toda la ropa donde cabíamos los dos.
Y lo hago alegremente, ya sin negativas,
con cautelas de no dejar pasar la rabia y bruxismo.

Los nudos en mis venas
se van dando por vencidos
y de repente fluyen nuevos vientos por mis cavidades.

Y si a veces me sorprendo apretando fuertemente
nalgas que no requieren tanta fuerza, 
me río y continuo a mi tarea de nuevos paladares.

Ya sin miedo a convertirte en recuerdo.

Fotografía Emmanuel Brisson
4abr24

No hay comentarios:

Publicar un comentario