Trasgresor de Hilos


En calidad de transgresor de la pureza.
El vacío de la enfermedad de la tinta
que cobra movimiento
como un aleteo de insecto,
carnívoro, devorador de celulosa.

Yo juré volver
pero en el estanco no estaba mi tabaco
y el camino de llegada
fue más largo que el de ida.

La amenaza de convertir los hilos en manchas,
despertar a la bestia de la noción del tiempo
de concentrar miles de impulsos
en un punto muy enfocado muy de cerca.
El temor yace, es un vampiro
que despierta con la indiferencia.

Fotografía  Miss Aniela

De Menos


De menos vuestros pechos besándose,
dedos tejiendo banderas en el aire,
bocas de gritos suspirando gemidos.

Fotografía  Guido Argentini

Reflexión erótica


En la sombra luminosa del placard ardiente de tu lengua
hay tumulto de pasión,
agua hot que lubrica deseo y fisionomías torrenciales y cavernas sonrientes.

Tanta concreción desmiente
el soliloquio en tono de susurro
que brindaron las gaviotas escuálidas y fieras
que quisieron cierta vez
llegar a tocar el instante,
sublime aquel,
en el que un dolor,
por ósmosis
llega a formar parte
de la parte de acá del cielo.

En la concordancia se encuentra el regalo.
La convivencia coyuntural de toda una vida

Fotografía Simon Bolz

Aunque


Aunque ordene mi voz,
son tus ansias las que mandan.

Fotografía Roy Stuart

A Expensas


A ti, si me temes, protégete bien,
no cesaré de lamer tu corazón.

En estos contratos leoninos
perdemos yo y mi fijación de ti,
pues me voy blandiendo
a expensas de los embistes de tu marcar distancia.

Así es la cosa.
Algo de vida llevo ya
y sé, por resumir lo visto,
que no vale la pena no sufrir,
aunque insistas en medir con preocupada despreocupación.
Yo estuve ahí, lamiendo, y ahí quiero seguir.

Fotografía April-lea Hutchinson

Intemperie






Intemperie para retratarte en un segundo
y serte fiel como un campo abierto.

Me río de la ceguera de las entrañas.

Descanso en tu violenta plenitud.
Orgasmo de oxígeno
al ver desperezar los árboles y tus ojos.

Para conocerte por dentro
me avecino a lo infinito e incognoscible
con mi suspiro de párpados apretados.

Fotografía Elena Vizerskaya

Por Amarte Me Declaro


Yo no espero más que lo que te espero
y de esperar a odiarte me contengo
como si fuera puro sortilegio
que por amarte me declaro enfermo.

Te siento, sólo porque a ti te quiero,
tan cerca de mi centro, como un espejo,
como si fuera un vendaval eterno,
querer sin tener que convierte en sueño.

Posiblemente pierda luz el fuego,
su ceniza y mi amor como recuerdo
y el dolor al fin como sosiego.

Por morir que no sea, pues muero entero
de vivir sediento este amor bisiesto,
como un inmenso músculo latiendo.


Fotografía Nicola Ranaldi

No Dejas




El asedio cesará su huida.
Diamante ensombrecido de policromo y malabares.
Conjura.
Desierto de esa estancia.

¿Porqué será que continúa sin existir la indiferencia?

Odio mi amor por ti.
Ese ácido que inunda tranquilamente
desde mis ojos hasta mis pulmones.

Déjate salir.
Déjate salir.
Fluir de mi nariz a mi frente,
abre paso, oronda hueso y paz.
Sal de mí.
Habla de viento en viento.
Blasfema.
Te odio porque no dejas que deje de amarte.
Soy feliz de mí, soy feliz ahora,
y tú, amor insatisfecho,
sigues recordándote:
tú no mueres, duermes.


Fotografía de Vlad Kenner

La Batalla de los Actos Inocuos



No es una batalla por lo que sentimos,
es por lo que no decimos.
Es la batalla por los actos inocuos
que traduzco por puñaladas en el centro de mi devoción.

Es el baile de las sombras
que sisean cual carroñeros entre los cuerpos amantes.
Francotiradores hijos de puta
que corrompen los besos, los abrazos y hasta los momentos.

Intento encenderme en neón a modo de antídoto,
pero la dinamo late con palabras pronunciadas,
esas temerosas de nacer, esas de -no rayes, no te rayes-.

No es batalla de lo que es,
es batalla de lo que no se ve,
batalla por lo gris del entusiasmo.
Es la batalla de la no batalla.




Mi rotundo



Qué rotundo este ir y venir;
toda mi vida curtida con fragilidad.
Ahí están mis méritos pasajeros
que son mis pasajeros minimizados.

Será que quiero más.
No duplicarme
sino implosionar como un loop espiralmente mejorado.
Artesanarme por todos mis recónditos.

Asumo esa columna de ceniza
y apuntalo mis tabiques cada vez menos.
Mientras,
construyo
con el mármol de mi atención a mis balas hijas de mi inercia a suicidarme.

No quiero más esa ceniza,
esos malditos titubeos.
¡Qué se joda mi ego y su gusto a morir!
¡Qué mi rotundo sea ley y estar!


Foto Flora P.

Buena Función


Esa pernición a la que sucumbes
y te hace llorar entre tus máquinas de andar.

No viene a mí la compasión de aminorar
el castigo de bomba repetitivamente obsesivo,
ni a mí, ni a ti tampoco.

No importa desgastarme;
no importa limarme, lijarme contigo.
Pulirte sutilmente con variaciones hora imperceptibles,
hora teatrales.
Hasta encontrarte genial en el instante
en el que ahogas un ¡ahí!
y cautivas al público que ve y escribe
con pluma (no tan pluma) que gusta esperar
antes de exalar su tinta.

¡Buena función!



Foto Burki

Sigue vigente


Sigue vigente, según parece
mi vida peredne de celulosa,
flujo sanguíneo azul del catalejo
por el que miran mis dedos.
Papiroflexia e ingenio de trazos de letras,
símbolos de mi especimen.





















Fotografía Chema Madoz

Tres en uno




Gravitaron las manzanas
como átomos en un caos ordenado.
Los nervios y la piel seca de sudor
fueron antes del comienzo, sólo antes.
Allí hubo un dolor marchito,
una frontera en huida
y un tres ¡joder!, un tres.

Gravitaron las manzanas y en espiral
sus pulpas fueron fresa,
corazones a toda máquina,
locomotoras enardecidas de vitalidad.
Allí hubo una explosión que fueron varias,
una tentativa, un check que al poco desapareció,
una marmita.
Allí hubo encuentro, complicidad y
por fin un uno.

Gravitaron esta vez de dentro a afuera.
Se enfundaron las gafas, canas
y caras de común denominador.
Recogieron sus enseres, rutinas
y a caminar.
Ahora aquí hay un silencio ensordecedor,
un grito pactadamente secreto,
una valentía recopilada
y una memoria cojonuda que plasmó que todo fue real.

Foto de Nicola Ranaldi

La irremediable búsqueda



Yo busco irremediablemente.
Busco conocer los milímetros,
los crepuscularmente amanecientes recovecos
de dos océanos en ósmosis.

Por ello sepulto mis ojos
y veo a través de párpados.
Lo postergado y proscrito
lo invoco yo con todas sus letras
en los recónditos parajes, antaño sin regar,
para que prolifere el planton y las ballenas
y testifiquen que la irremediable búsqueda
es abono de futuro.

Lo encontrado navega al son de las corrientes.
Por las ricas latitudes en latidos de esos dos inmensos.

Mi fe, mi testimonio, mi amor
es encontrarte irremediablemente en cada búsqueda.




Fotografía de Martin Vlach