Error


 Fue un acierto este error premeditado.

Errar acercándonos las manos en los marcos de las puertas.
Errar buscando piezas de puzzles.
Fue un error caer
para luego caer más profundo aún;
provocando, por las matemáticas del caos,
que el error diera en la diana,
que el error encajara las piezas.
Que la pantalla azul fuera cielo despejado.
Y que la coreografía de altibajos
dibujaran antorchas en nuestros oscuros ojos.

Mi error fue suicidarme saltando a mi vacío,
el acierto fue caer en tus brazos desfibriladores.

Fotografía Lin Yung Cheng
7dic2020

Cheq-List de Color



Como empujón de una bisiesta camaradería
del verdugo al que llamo vida,
me encuentro
achicando macetas con plantas en escala de grises,
restando peso a las sonrisas
y desinflando zepelines de helio de mi estómago.

Chequeo como capataz
la belleza de las puesta de sol,
el olor de la lluvia en ola de calor,
y la presencia de mi gente
en mis bares y mi Whatsapp.

Fotografía Esperanza Manzanera
14jul2020

Sueño Seguro



De todos mis sueños,
el que más seguro estoy de conseguir,
al que menos energía dedico.

Fotografía Martin Weber
14jun2020

Mi Tempestad


Ruge mi tempestad de silencio.
La veo relampaguear oscuridad de dentro a afuera.
La ignoro aunque me llueva las entrañas.

Fotografía Alessio Trerotoli

Guiones


Mi historia como modelo preestablecido.

Sortilegios inconscientes que,
fingiendo incredulidad,
seguían a pie de la letra
un guión maquiavélico
que se movía siempre
en la línea que delimita el precipicio.

No era yo,
era mi yo destructor de mundos.
No era yo,
era mi francotirador matador de luces.

Me propongo ahora
mi cara b como cara a;
no más guiones no improvisados,
caminar a varios palmos de la línea.
Y dejar que las luces
florezcan con chalecos antibalas.

Fotografía Craig Burrows

Tú sigue así



Tú sigue así
y acabaremos rezando eternidades.
Sigue buscando mi supervivencia
y enumerando mis encantos,
y harás brotar dolores más allá
de affairs y errores provocados.

Y tendré que creerte,
al menos en mis momentos de lucidez.
Creer como si fuera dogma
tus listas que no me veo, que no me entiendo.

Sigue lanzando tus redes sobre mis redes.
Sigue rompiendo tus redes sobre mis redes rotas.
Sigue y no pares hasta que paremos.

Ahora,
sin duda,
crecerá la duda,
florecerá en convicción trémula.

Tú sigue así y nos veremos las caras.
Tú sigue así y te veré la cara.

Fotografía Tobias Hägg

Balas



Sueño con lágrimas de balas
y cañones acariciando mis sienes.
Encontrar un remanso permanente.

Sueño con no soñar.

Y que el mundo sea un mejor sitio
sin mi pecho aplastado por el puño
del apagón de mi cabeza.

Me han robado cobre allá arriba.

Sueño con balas de cianuro,
balas que arrasen,
vendavales de una sola bala.
Obuses que se planten en mi yerma vitalidad.
Granadas que revienten mis venas desde dentro.
Sueño con esas làgrimas.

Lágrimas sin vida que rieguen mi paz.


Demonios (efectivamente Parte 2)



Los demonios son olvido.

Los acomodados campos de lavanda,
ropa planchada, horarios y sacrificios por costumbre.
Los demonios son el tiempo sin uno mismo.

Parecíamos demonios por el Rock’n Roll;
pero éramos ángeles vestidos de negro,
con camisas de mangas cortas
y bailes saltando en la cama.

Los demonios parecíamos nosotros 
por tener el corazón en flor.
Pero en realidad son el tiempo muerto.
La muerte en vida.
La vida muerta.

No me malinterpretes,
la felicidad de la cotidianidad no es vacía,
es real, deja poso y no hay que desestimarlo. 
El amor de los desayunos a toda prisa porque vamos tarde
son regalos de la vida.

Hablo de sordera musical,
ese infierno de canciones comerciales.
De los pasos de baile sin ridículos.
De no entender Lost in Translation.
Olvidar el ballet, reemplazarlo por compromisos insulsos.

Olvidar el espíritu, olvidar la canción que trae el céfiro.
Háblame cada noche. 
Y sublima los demonios.

Foto by Yulia Artemyeva





Demonios (Seguramente Parte 1)


Los demonios chirrían entre tus dientes.
Los oigo resonando en mi cabeza
porque yo tengo los míos
y nuestras bocas están cerca.