Mi Pecado


El pecado fue un regalo
que me salvó la vida.

Tu feminidad
que espantaba los huecos
de mi propia feminidad.

Fuiste un salto al vacío
que iluminó mi vacío.
Este pecado fue mi traición
pero también el bálsamo
para una vida enjuta y escondida,
temerosa y encogida
en una llanura inmensa y desolada
en el fondo de un profundo,
frío, inóspito y oscuro pozo de tristeza seca.

Fuiste mi pecado y electroshock,
chutes de alegría
que me convencieron
de aplazar el descanso perpetuo
que aliviara aquel dolor contenido.

Si algo tengo claro
es que tu entrega,
tus ojos mirándome,
tu ilusión al verme,
mi alevosía,
la conspiración,
el escándalo en nuestros suspiros,
compartir, esconder,
tu aceptación, la insistencia,
mi querer errar
y mi todo mal
fue lo que salvó mi vida
en aquellos últimos coletazos
de una carrera quieta
de autopodredumbre
y el deseo único
de querer dejar de respirar.

Fuiste mi mayor y más perverso pecado
del que jamás me arrepentiré.

Fotografía Lidia Vives
2ago23

No hay comentarios:

Publicar un comentario