Órbita


Cada vez
la órbita diaria de mis idas y venidas
se achica y calma.
El afelio rebosa una cierta ternura y comprensión.

Mi sol es un fuego lento
y mi viaje galáctico
afronta de buen grado
los vientos solares cargados de incertidumbre;
los meteoritos bien agregan masa,
recursos y riquezas tras los impactos
sobre mi piel huesuda
y mi núcleo visceral tan magmático en ocasiones.

El tránsito ahora es un reto,
una bendición que depende de mis ojos.
Yo miro en infrarrojo,
miro en ultravioleta y sosiego.
Mis lluvias son paz,
mis iras son empuje,
mi regalos son cada minuto.

No imaginas el afecto de mi perihelio.

Hay tanta calidez tras mis grises.

Dibujo arcoíris con mi dedo índice
y entrecerrando mis párpados;
los delineo serpenteando las estrellas,
como si fuera un garabato infantil.
Mi órbita a este sol lento es en realidad amplísimo,
es la luz la que se ha enardecido
y adoro mirarme dentro de sus horizontes.

Fotografía Christy Lee Rogers
29dic24  

Calibro Mi Lastre

 

Dejar de tener
moles de colores vistosos
que llenan los espacios y huecos
y hasta los reservados de mi casa ventricular.

Llevo conmigo lastres que quiero afinar.

Volar sin control es una suerte
para el que no tiene rumbo.

Busco mi lastre necesario,
el justo para llegar a donde estoy.
Levantar vuelo y sonreír,
dirigir mi ruta;
portar con piano de cola
colgados de mi globo e ir
tocando obras maestras de parvulario.

Ese piano no pesa.

Pesa lo absurdo, lo no elegido,
lo fugaz, los "sólo se vive una vez",
pesa el vacío, el descompromiso,
pesa la deriva.

Sí, calibro mi lastre
para no quemarme con el sol,
para no congelarme en exosferas,
para no anclarme en monotonías,
para no morir siendo el mismo.

Fotografía Viktoria Andreeva
27dic24 

Vigilia


¿Qué vigilia es ésta?
Este dormitorio sin ventanas y noche estrellada.

Brillan brevemente las motas de polvo suspendido,
como enanísimas blancas,
a causa del calor que desprende tu sueño.

Tu sudor riega mis desiertos
y crece moho rubio en la almohada
para acariciarte casi transparente tus mejillas y mi espalda.

Esta vigilia por verte dormir
y tus espasmos repentinos por abrazarte,
como si se te escaparan colibríes,
a mi pecho hipertrofiado de gratitud.

Esta vigilia que estudia tu respiración,
recoloca tu pelo,
vigila el frío en tus destapes.

Me juego mis juguetes
a que sueñas con calimas viscerales,
días de playa y sofoco
y compites contra cualquier sol valiente
para ver quién brilla más que tú.

Cómo si no este verano entre las sábanas.

Esta vigilia es una sauna de alegría,
un unboxing, una página pasada,
un nos estorba el aire entre los dos.

Esta vigilia es mi consciencia
diciéndome sé consciente.
Así que ando de puntillas
para protegerte del ruido del mundo.

¿Cómo brilla la oscuridad?
Esta vigilia es mi compromiso.

15oct24 

Mi Bandera

    Cómo elegir la bandera que custodia el camino de mi vida. Cómo elegir sus materiales, su ligereza y firmeza para hondear grácil, elegante y robusta con brisas y temporales. No siempre la razón es suficiente y, aunque la fe suele ser ciega, no se puede continuar sin saber hacia dónde se va.

     Mi bandera es cada día más hermosa. Baila en el cielo su felicidad creciente y sonríe al ver llegar las tempestades como diciendo gracias por hacerme más fuerte. Mi bondad y crueldad conviven en armoniosa contradicción, entretejidas hilos con hilos; cuando los vientos llegan de costado, las líneas verticales sacan pecho, cuando llegan de frente, las horizontales se entregan a la fortaleza.

    Mi bandera es regenerativa. Se perfila constantemente, se lame los flecos, se cose las esquinas raídas. Mi bandera huele el viento y se regocija en las lluvias. Gusta de estirarse como un gato al despertarse cuando reina el sol más cálido. Y aprende el laberinto ordenado del cosmos las noches despejadas.

    Mi bandera es genuina. Piensa en los demás, echa de menos y desea siempre lo mejor aún en la distancia. Las propias sombras son siempre algo traslúcidas. Y si alguna vez estuvo doblada en una tumba, ella no tiene complejo en mostrar sus arrugas y marcas al viento para que, con tiempo y lágrimas propias, se vayan suavizando; y que lo que antaño eran riscos y abismos en su tela, ahora son hermosos paisajes con un cierto carácter y personalidad.

    Mi bandera se muestra pero no alardea. Sus colores, lejos de ser teñidos, brotan espontáneamente cada mañana al despertar. Se viste de determinación, alegría y ese hermoso tono que tiene el amor. No lleva muchos símbolos, sólo algunos tatuajes que homenajean sus tiempos más vitales, para no olvidar fácilmente el privilegio que es vivir.

    Mi bandera, la que elijo, hondea grácil y fuerte al aliento de un mundo que esconde pícaramente que la felicidad es un resultado creciente. 

Fotografía Diens Silver
6sep24

Encendiéndome


 Encendiéndome cálidamente
como incandescencia de válvula.
Que se note el calor
y emane una iridiscencia vibrante.

Ahí estoy, estamos.

A cámara lenta en un tiempo vertiginoso.
Arropándonos con nanas de silencio.
El murmullo de los dedos
como oleaje paseando por tu piel.
Redondeando tus rodillas
con la palma de mi mano.
Colándome por los huecos de tu ropa.
Aumentando los fotogramas por segundo.
Anclándote en Whatsapp.
Hoguera de brasa.
Margen para apretar.

Fotografía Arnaud Ele
13ago24 

Aquí Sello Mi Vacío

 

 Yo habité en el vacío.

  Y esa impronta me persigue cuando lo hablo.
La soledad de la incomprensión
es puntillosa y arde.

Yo viví solo en un amor de vida,
entre multitudes de sonrisas.
Y fueron mis queridos
que minimizaron mis tristezas.
Ahí realmente escocía.

Como siempre, vuelve la autoprotección,
ahora sí el silencio adrede.
El dejar de compartir mis cicatrices
y llevar esa carga, cada vez más liviana,
en mis hombros de trabajo,
lucha y siempre brindar lo mejor de mi.

Aquí sello mi boca, mi vacío
y mi amor vencido.

Se viene pues mirar con buenos ojos,
temperar mis palabras,
esperar los ríos,
saberme bien.

Fotografía Louis Blanc
13ago24 

Se alarga el calor

 
Anochece más tarde cada vez en este corazón.
Se alarga el calor.
Las noches nunca son cerradas del todo y
me acostumbro fácilmente.
Suelto el lastre de la oscuridad plomiza.
Me averiguo
y me incito al trayecto nuevo,
suavemente serpenteante
y amigable a mis pies carnosos.
Me continúo
y me insto a remover las ventanas de mi misma casa.
Reconstruir no es huir.

Fotografía Raúl López
8jun24

Te empiezo


 Te madrugo
para ir conociendo tus curvas,
el olor de tus tatuajes
y el sonido de tu abrazo entre mis brazos.

Cojeo de un corazón intrépido
(hay quienes nacemos con capacidades extraterrestres)
y encontrar tu paz vete tú a saber
qué revoluciones nos trae.

Empiezo a brindar con tus palabras
y a dormir en tu estómago.

Fotografía Benoit Courti
1may24

Garantía y Color


Si te coloreo el alma
quién nos habla de garantías.

Todos arrastramos cojeras y virtudes.
No me compete juzgar
ni siquiera en reflexivo.

Éstas son las cartas
y aspiro a jugar indefinidamente este aire.
Dar saltos mortales,
morir en las profundidades,
mirar siempre por primera vez,
limpiar las heridas del pasado,
dar aliento a pulmones entumecidos.
Brindaré con agua de lluvia,
mis fuegos artificiales serán
los días de sol y sal,
la piñata será descubrir corazones nuevos,
la música a todo volumen
serán las risas de vinilo.
Mi garantía seré yo y un día más.
Daré abrigo con mis abrazos
y consuelo con mi presencia y teléfono.

Qué fortuna descubrirme a media vida.

Yo no era quien era.
Lo sabía a ciencia cierta y arte inquieto
pero no lo podía demostrar.

Hoy soy mi anhelo y mi seguir,
y mi aceptación,
y mi tragedia minúscula.
Mi felicidad cada vez más constante y technicolor.

Fotografía Yulia Gorodinski
18abr24

Plan Deriva


 Compartimos nuestras soledades y no nuestras vidas.

Este minifundio de frutos bonitos
llevan un abono escueto
con apenas dos metros cuadrados
de tierra fértil para el tacto.

Sin más plan que la deriva
nuestras misiones son
el calor del otro y la paz de uno.

Acurrucarse en el sosiego 
mientras surco tus llanuras.

Fotografía Akif Hakan
15abr24

Las Puertas Tienen Sonidos de Alegrías


 Acudo con paciencia de uña
a deshacer tu forma
enmarañada en mi ser.

Masajeo y muerdo mis labios
para romper mi manera de besar
y ser óptimo en otro sabor.

Busco acostumbrarme a otros ojos,
jugar otras clavículas
y entrelazar otros anillos.

Des-amoldar mi vida de tu vida.
Saber buscar otros olores que no sea
la canela de tu piel.
Acariciar otros pelos menos imposibles.
Provocar el destiempo en otros pasos.

Reseteo mi cuerpo, mis mañanas
y mi manera de dormir.

Instruyo a mis oídos a escuchar otra respiración.
Abrazar sin tu contorno, tu cuello
o el olor de tu cuero cabelludo en mi barbilla.

Aireo las sábanas para que pierdan tu figura.
Reeduco el silencio de mi casa para vivir en paz consigo mismo.
Minimalismo inquieto en un baño sin apenas frascos y mejunjes.

Sigo pacientemente mudando mi piel
y he limpiado el suelo de tu rastro descalzo.

Sé que vas quedando atrás, y es bueno.
El olor de otras especias se abren camino en mi memoria.
Y las puertas tienen sonidos de alegrías.
La aceptación es un remanso
y es bonito descubrir canciones sólo para mí.

El dolor visceral me ha dado treguas cada vez más anchas
y me descubro desperezándome como gato
a punto de saltar por los tejados.

Acepto mi desorden ya sin complejos
y me desenvuelvo cómodamente entre pechos
de diferentes formas. Pensaba
que la concavidad de mis manos
encajaba sólo en tus convexidades.

Sigo, poco a poco, deshilando con feliz paciencia
toda la ropa donde cabíamos los dos.
Y lo hago alegremente, ya sin negativas,
con cautelas de no dejar pasar la rabia y bruxismo.

Los nudos en mis venas
se van dando por vencidos
y de repente fluyen nuevos vientos por mis cavidades.

Y si a veces me sorprendo apretando fuertemente
nalgas que no requieren tanta fuerza, 
me río y continuo a mi tarea de nuevos paladares.

Ya sin miedo a convertirte en recuerdo.

Fotografía Emmanuel Brisson
4abr24

Coleccionismo

 
Estoy decidido a coleccionar momentos certeros.

Risas por un tubo;
pero un tubo industrial, tocho,
donde las carcajadas resuenen por kilómetros.
Recopilar esfuerzos de gloria y orgullo,
momentos de enfrentar la gravedad del pesimismo.

Quiero buscar complicidades,
encuentros silenciosos de pupilas con pupilas
y sonrisas suaves que sólo se ven
desde dentro de la boca.

Quiero combinar lo salvaje y sutil,
lanzar poemas y nalgadas en pleno éxtasis.
Acurrucar mi alma entre pechos generosos.

Salar mi piel
con días de playa y sol.
Vivir en compañía, compartir, comulgar,
abrazar cariñosamente mi soledad.
Prohibir la queja, enmarcar con muletillas
las palabras bonitas de decir.

Ser extravagantemente reservado
y festejar sin compasión
los triunfos propios y ajenos,
y hacer de los ajenos, propios.

Pelearme con los horarios,
mimarme en las fatigas,
desafiar el cansancio,
venirme arriba en las piscinas de serotonina.

Pienso coleccionar
cabezas disecadas de animales mitológicos:
la pena, el terrible oso gris de la depresión,
el ego, la derrota como principio,
el terrible monstruo bifásico
de echarte de menos y no pasar página.

Todos los momentos son actitud.
Pienso irme a la tumba como un faraón,
con todas mis riquezas:
el entusiasmo, la risa
y el amor omnipresente.

Fotografía Wing Shya
1feb24

Caminando con simplicidad


 Romper con el silencio enjuto
para darte un silencio visceral
para desearte bien, más bien.

Un cansancio aburrido de luchar contra,
en principio,
no saber encajar los abrazos.
Y al final clarificar
una real lucha contra un ego desenfocado.

Me rindo a mí sin dejar de lucharme.
Cambio los motivos del avance,
las estrategias y hago nacer
una inspiración de gracias por todo.

Las barreras, fronteras, parapetos y trincheras
forradas de aguijones metálicos
de un miedo al sufrimiento
brotan alveolos
de chupetes de fresa sin azúcares añadidos.

Respiran y se ensanchan al son
de mi aire agradecido.

Camino con simplicidad
y voy notando el olor a fresa
exhalado desde mi alegría agradecida
cuando encuentro otro clip
en el suelo de en mitad de la nada
que me recuerda que ya lo sé,
sé que todo va a ir bien.

27ene24

Trampolines

 
Es que sabía cómo iban a herirte
mis besos sin eternidad.

Una calentura sin mañana
debe saberse bien delimitada.
Un acotamiento espacio-temporal de un amor eternamente caduco.
Las vísceras en llano, sin montañas rusas.

Sabía de tu afición a los trampolines en mitad de la niebla.
Sabía de tu genuina ingenuidad tozuda
resistente a toda razón comedida.

Hubiera sido divertido, lo sé.
Pero los daños colaterales
hubieran sido un siniestro total.
Un amasijo de corazones sin seguro con los pagos al día.
Rompértelo es mejor que destruirlo.

Aunque creas que es tu decisión
también es mi responsabilidad.

Fotografía Ferdinando Scianna
27ene24

Clavar Destino


Clavar el destino.
Descubrir la dirección pisando brújulas borrachas.

Nadar,
ya sea en superficie
como en los estómagos de olas gigantes.
Pero nadar siempre en línea recta.

Líder de mi secta unipersonal
de gente obsesiva que construyen objetivos
con bombas de paciencia y constancia.

Recibir los golpes,
girar el cuerpo,
torcer la cara,
doler el día,
jamás desviar la mirada.

Fotografía Raffaele Celentano
25feb24

Relativizando dolores

 

He sufrido tanto dolor microbiótico
que no quiero menospreciar a todas
las demás punzadas de la vida.

Saber que toda esa eternidad
que vagabundeé por los fondos abisales
en la más completa oscuridad de amor
tuvieron millones de micro culpables
de nombres y costumbres extravagantes
me ha convertido en un relativizador profesional.

Mi consecuencia es la pérdida de peso en mis poemas.

Ya no miro con los mismos ojos al romanticismo,
ni me tomo en serio si echo de menos.
El equilibrio de mi ecosistema
es el arte de mi alegría y dolor,
y ya no tanto los típicos pesares de una vida aferrada.
Gano peso en hablar con el sol,
comer exquisitamente los alimentos y ayunos,
dormir concienzudamente,
llevar sangre a mis tejidos,
abandonar la rapidez
y concentrarme en rebuscar en cada segundo del día.

Cómo ha cambiado mi letra.
Qué ligereza de talento y drama,
qué hermosas calorías de felicidad profundizando.

Hace tiempo que no paseo por mis fondos disbióticos,
pero oigo cómo el tránsito de ballenas se acrecienta.
Y hasta huelo cómo crece una pelusilla
a modo de manto cálido,
como glúteo de mujer iluminado en mañana de domingo.

Me ha parecido ver, en algunos momentos,
olas suaves peristálticas en el fondo de mi mar.

En la superficie,
donde antes no calentaba el día,
me contemplo, a mí y a mi gata,
en silencio y con los ojos cerrados
en el pequeño balcón de mi hogar,
dejando al sol que nos abrace
y esbozando, casi imperceptiblemente,
una sonrisa de felicidad y plenitud.

Fotografía Yo
27ene24