El vacío de la enfermedad de la tinta
que cobra movimiento
como un aleteo de insecto,
carnívoro, devorador de celulosa.
Yo juré volver
pero en el estanco no estaba mi tabaco
y el camino de llegada
fue más largo que el de ida.
La amenaza de convertir los hilos en manchas,
despertar a la bestia de la noción del tiempo
de concentrar miles de impulsos
en un punto muy enfocado muy de cerca.
El temor yace, es un vampiro
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