Embelesado de pesares.
Regodeándome en un dolor fiero,
honesto y directo.
Lo acojo en mí
como un regalo por compensación.
Un dolor paradójico que sí,
que no sé manejar,
que soy nuevo en esto,
que me puede, me domina,
me vuelve loco
y hace equilibrismo todo el día
al borde mismo de mis ojos.
Y yo lo mimo y lo protejo,
y me lo gozo, y nos llevamos bien.
Sentir es un privilegio del que no pienso huir.
Fotografía Noell Oszvald
2juliol2023
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