Masacre de Vida


Podría ser una inmensa masacre de vida.

Una masacre de proporciones indigentes.
Podría respirar gris de huída,
beber espirituosos para navegar bien lejos,
apostar a sentir vida a base de muerte.

Y he elegido, a pesar del peso,
lo sencillo de enfrentar
la complejidad de este dolor basal.

Dolor diferente al vacío,
más manejable
pero igualmente confrontable.

Me río de mi río de lágrimas, esas que laten.

Sacrificio a corazón abierto
de mis entrañas hiper mega sensibles;
sienten la euforia de la tristeza
a kilómetros luz de distancia.

Beso mis dedos (ahora ya sin padrastros)
como gesto de honor y gracia.
Voy ganando a pesar de hoy.

Fotografía Tomohide Ikeya
23ene25

Órbita


Cada vez
la órbita diaria de mis idas y venidas
se achica y calma.
El afelio rebosa una cierta ternura y comprensión.

Mi sol es un fuego lento
y mi viaje galáctico
afronta de buen grado
los vientos solares cargados de incertidumbre;
los meteoritos bien agregan masa,
recursos y riquezas tras los impactos
sobre mi piel huesuda
y mi núcleo visceral tan magmático en ocasiones.

El tránsito ahora es un reto,
una bendición que depende de mis ojos.
Yo miro en infrarrojo,
miro en ultravioleta y sosiego.
Mis lluvias son paz,
mis iras son empuje,
mi regalos son cada minuto.

No imaginas el afecto de mi perihelio.

Hay tanta calidez tras mis grises.

Dibujo arcoíris con mi dedo índice
y entrecerrando mis párpados;
los delineo serpenteando las estrellas,
como si fuera un garabato infantil.
Mi órbita a este sol lento es en realidad amplísimo,
es la luz la que se ha enardecido
y adoro mirarme dentro de sus horizontes.

Fotografía Christy Lee Rogers
29dic24  

Calibro Mi Lastre

 

Dejar de tener
moles de colores vistosos
que llenan los espacios y huecos
y hasta los reservados de mi casa ventricular.

Llevo conmigo lastres que quiero afinar.

Volar sin control es una suerte
para el que no tiene rumbo.

Busco mi lastre necesario,
el justo para llegar a donde estoy.
Levantar vuelo y sonreír,
dirigir mi ruta;
portar con piano de cola
colgados de mi globo e ir
tocando obras maestras de parvulario.

Ese piano no pesa.

Pesa lo absurdo, lo no elegido,
lo fugaz, los "sólo se vive una vez",
pesa el vacío, el descompromiso,
pesa la deriva.

Sí, calibro mi lastre
para no quemarme con el sol,
para no congelarme en exosferas,
para no anclarme en monotonías,
para no morir siendo el mismo.

Fotografía Viktoria Andreeva
27dic24 

Vigilia


¿Qué vigilia es ésta?
Este dormitorio sin ventanas y noche estrellada.

Brillan brevemente las motas de polvo suspendido,
como enanísimas blancas,
a causa del calor que desprende tu sueño.

Tu sudor riega mis desiertos
y crece moho rubio en la almohada
para acariciarte casi transparente tus mejillas y mi espalda.

Esta vigilia por verte dormir
y tus espasmos repentinos por abrazarte,
como si se te escaparan colibríes,
a mi pecho hipertrofiado de gratitud.

Esta vigilia que estudia tu respiración,
recoloca tu pelo,
vigila el frío en tus destapes.

Me juego mis juguetes
a que sueñas con calimas viscerales,
días de playa y sofoco
y compites contra cualquier sol valiente
para ver quién brilla más que tú.

Cómo si no este verano entre las sábanas.

Esta vigilia es una sauna de alegría,
un unboxing, una página pasada,
un nos estorba el aire entre los dos.

Esta vigilia es mi consciencia
diciéndome sé consciente.
Así que ando de puntillas
para protegerte del ruido del mundo.

¿Cómo brilla la oscuridad?
Esta vigilia es mi compromiso.

15oct24 

Mi Bandera

    Cómo elegir la bandera que custodia el camino de mi vida. Cómo elegir sus materiales, su ligereza y firmeza para hondear grácil, elegante y robusta con brisas y temporales. No siempre la razón es suficiente y, aunque la fe suele ser ciega, no se puede continuar sin saber hacia dónde se va.

     Mi bandera es cada día más hermosa. Baila en el cielo su felicidad creciente y sonríe al ver llegar las tempestades como diciendo gracias por hacerme más fuerte. Mi bondad y crueldad conviven en armoniosa contradicción, entretejidas hilos con hilos; cuando los vientos llegan de costado, las líneas verticales sacan pecho, cuando llegan de frente, las horizontales se entregan a la fortaleza.

    Mi bandera es regenerativa. Se perfila constantemente, se lame los flecos, se cose las esquinas raídas. Mi bandera huele el viento y se regocija en las lluvias. Gusta de estirarse como un gato al despertarse cuando reina el sol más cálido. Y aprende el laberinto ordenado del cosmos las noches despejadas.

    Mi bandera es genuina. Piensa en los demás, echa de menos y desea siempre lo mejor aún en la distancia. Las propias sombras son siempre algo traslúcidas. Y si alguna vez estuvo doblada en una tumba, ella no tiene complejo en mostrar sus arrugas y marcas al viento para que, con tiempo y lágrimas propias, se vayan suavizando; y que lo que antaño eran riscos y abismos en su tela, ahora son hermosos paisajes con un cierto carácter y personalidad.

    Mi bandera se muestra pero no alardea. Sus colores, lejos de ser teñidos, brotan espontáneamente cada mañana al despertar. Se viste de determinación, alegría y ese hermoso tono que tiene el amor. No lleva muchos símbolos, sólo algunos tatuajes que homenajean sus tiempos más vitales, para no olvidar fácilmente el privilegio que es vivir.

    Mi bandera, la que elijo, hondea grácil y fuerte al aliento de un mundo que esconde pícaramente que la felicidad es un resultado creciente. 

Fotografía Diens Silver
6sep24