El testimonio se rompe
inexorable
a cada paso de la locuacidad
y del sinsentido de tener la razón
inexorablemente.
Mi voz se abre camino
y no la reconozco.
Cuanto más lucho, más aprieta,
y más titán me vuelvo si no me pierdo.
Soy un búfalo con la mirada fija.
Me muevo sólo para justificar mi jugada.
Y rendirme al final
sabiendo que gane o pierda
siempre pierdo
inexorablemente.
Fotografía Ben Zank