Bondage


Mi naturaleza es el bondage de corazones,
el que se divierte caminando al filo del abismo,
el que llora con cada punzada, cada beso que no alcanza a dar.

Sufro, y vuelvo a sufrir,
es mi puerta de atrás para no sentirme un puto zombi.
Por eso respeto este bondage,
y cada latigazo es un chute más de vida.
Soy un adicto a sentir.
¡Joder!, tu complicidad es mi metanfetamina.
Siempre estoy queriendo construir sectas biplazas
donde envenenarnos el uno del otro.
Y te tengo, y me haces feliz,
y a veces reniego de esa felicidad,
porque soy un puto adicto
a las quemaduras en mi piel
por el roce de otros pechos
-qué sensación cuando te rozan a ti-.

Me declaro perverso en las distancias largas,
cuando todo me juega en contra
y los nudos no los hago yo.
Cuando paso el tiempo acariciando mis venas
con el filo del cuchillo
que uso para hacerte reír de dolor.
Esa es mi naturaleza,
provocarme orgasmos de cariño y empujones.
Sentir, ¡joder!, sentir al fin y al cabo cualquier cosa
como si fuese la primera vez.

Fotografía Larry Clrark

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