Tres en uno




Gravitaron las manzanas
como átomos en un caos ordenado.
Los nervios y la piel seca de sudor
fueron antes del comienzo, sólo antes.
Allí hubo un dolor marchito,
una frontera en huida
y un tres ¡joder!, un tres.

Gravitaron las manzanas y en espiral
sus pulpas fueron fresa,
corazones a toda máquina,
locomotoras enardecidas de vitalidad.
Allí hubo una explosión que fueron varias,
una tentativa, un check que al poco desapareció,
una marmita.
Allí hubo encuentro, complicidad y
por fin un uno.

Gravitaron esta vez de dentro a afuera.
Se enfundaron las gafas, canas
y caras de común denominador.
Recogieron sus enseres, rutinas
y a caminar.
Ahora aquí hay un silencio ensordecedor,
un grito pactadamente secreto,
una valentía recopilada
y una memoria cojonuda que plasmó que todo fue real.

Foto de Nicola Ranaldi

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